lo que mis perfumes me están enseñando sobre la vida
dejar de guardarme para una ocasión especial (todas lo son)
Lo que mis perfumes me están enseñando sobre la vida… ¿¿¿QUEEÉ??? fue lo mismo que pensé cuando hoy en la ducha me vino ese pensamiento a la mente. Primero me reí, de lo curioso que sonaban ambas cosas juntas, y seguí con mi mañana. Sin embargo, ya es medio día y este pensamiento me pide que lo explore soooo here we go…
First things first, ¿cómo llegué a esto? Bueno, todo comenzó hace unos días cuando conocí el término “layering” y cómo se relacionaba con los perfumes. El layering se trata de combinar fragancias, ponerte diferentes productos y crear una combinación aromática única. “Qué interesante” pensé, hasta ahora no se me había ocurrido mezclar fragancias de diferentes marcas. Siempre buscaba usar todo de una misma línea y tratar de mantener un aroma uniforme. Sin embargo, cuando recibí toda esta nueva información, sentí el impulso casi eléctrico de ponerme manos a la obra y comenzar a jugar con los aromas, los que ya tengo, los que ya vengo usando por años, los que ya sé cómo huelen y cuánto duran.
Lo que parecía una práctica más, terminó siendo todo un cuestionamiento de mi forma de vida (facts). El entusiasmo inicial fue disminuyendo ante la resistencia de probar algo “extraño”, el nuevo aroma representaba cambiar uno de mis olores característicos y lo más aterrador, sentirme cómoda (tal vez) con ese cambio, con ese resultado que me acompañaba por primera vez, con explorar con curiosidad quién soy yo con este aroma, cómo me siento, cómo actúo. Y por supuesto, venciendo la resistencia de usar las cosas que suelo guardar para una ocasión especial. La vida es en sí misma una ocasión especial, cada día lo es, cada amanecer y atardecer, cada viaje, cada conversación rutinaria es una ocasión especial. Aunque estas frases las he escuchado mucho, fue gracias al layering que empecé a vivirlas, a explorarlas y a disfrutarlas.
Algo tan simple como comenzar a combinar aromas, se convirtió en un poema a la vida, a atreverme a experimentar, a abrazar con presencia los instantes de estos días, a decir que sí a lo que me enciende — desde el antojo de torta de chocolate a media tarde hasta animarme a escribir estos párrafos — porque la vida en sí misma, en cada momento, en cada respiro, es una ocasión especial, un momento único en un universo de posibilidades, un regalo que se desenvuelve especialmente para cada uno de nosotros. Qué bello, qué especial.
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Para no dejarte con el pendiente, ¿a qué olía el aroma en cuestión? una mezcla de frambuesa, vainilla y lluvia de flores recién cortadas. Como caminar por un jardín encantado justo después del amanecer. Un jardín que despierta su magia gracias a tus ojos.
Un dato extra: lo que escucho mientras escribo esto es el Tiny Desk de Bad Bunny. Y en medio de las canciones lanzó una frase que yo elijo creer que son señales: “soñé esta canción y no me dejaba dormir hasta que la escriba”, algo así me pasó al escribir esto ¿Acaso el Universo me habla a través de Bad Bunny? me llevo la tarea.
Con amor y brillitos,
Ade


